Los antidepresivos salvan vidas. Estos fármacos, que se utilizan habitualmente para tratar trastornos como la depresión y la ansiedad, son muy útiles para que estas personas puedan hacer una vida relativamente normal. Actúan alterando los niveles de ciertas sustancias químicas del cerebro que intervienen en la regulación del estado de ánimo, como la serotonina y la norepinefrina, así se consiguen mejorar el estado de ánimo y las emociones.
No obstante, muchas personas que viven utilizando antidepresivos para sentirse mejor miran al futuro con recelo: ¿podrán seguir llevando sus vidas sin antidepresivos igual que cuando los tomaban? Es normal, porque la retirada de un antidepresivo es una fase delicada.
Poco a poco, nunca de forma tajante
Cuando se trata de dejar de tomar antidepresivos, la forma correcta de hacerlo varía en función del medicamento específico y del paciente. Sin embargo, existen algunas pautas generales que pueden seguirse para garantizar un proceso de retirada seguro y eficaz.
Ante todo, es fundamental no interrumpir nunca la terapia con antidepresivos de forma repentina. La retirada brusca puede causar una serie de síntomas de síndrome de abstinencia, como dolores de cabeza, náuseas y mareos. Además, en algunos casos, la supresión abrupta de los antidepresivos puede provocar la reaparición de la enfermedad subyacente para la que se recetó la medicación.
La retirada de los medicamentos siempre se tiene que hacer bajo la supervisión de un especialista, que será el encargado de determinar los plazos. En este sentido, los pacientes deben consultar a su psiquiatra para reducir gradualmente la dosis de la medicación a lo largo de un periodo de tiempo. El período concreto para reducir la medicación dependerá de cada paciente y del medicamento que esté tomando. Incluso puede llegar a ser correcto retirar toda la dosis menos una pequeñísima parte, solo como medida de seguridad.
No hay que tener prisa para poder adaptarse a la vida sin antidepresivos. El proceso de reducción de los fármacos contra la depresión es lento y escalonado, y puede durar semanas o incluso meses. De esta manera, se garantizará que el paciente hace una transición saludable.
Algunas personas, incluso habiendo retirado la medicación de forma controlada, pueden experimentar síntomas de abstinencia. Estos síntomas pueden incluir ansiedad, insomnio e irritabilidad. En el caso de que esta sintomatología sea un impedimento para llevar una vida normal, el psiquiatra puede recomendar el uso de medicamentos adicionales para controlarlos.
¿Cuándo hay que empezar la retirada?
Se debe empezar a dejar de tomar antidepresivos cuando realmente haya una mejoría desde hace varias semanas: ya no hay ansiedad, los sentimientos depresivos han desaparecido, la actividad es casi normal, el sueño y la alimentación se han restablecido y se han recuperado las ganas de vivir. La opinión de familiares y amigos es válida para poder valorar el estado en el que se está y si es adecuado comenzar la retirada. Pero, sobre todo, cuando diga el experto que recetó los fármacos.
Por norma general, sería muy extraño que un psiquiatra aconseje abandonar el tratamiento a base de antidepresivos antes de seis meses de uso regular y antes de una mejoría clara y duradera.
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